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La felicidad escandinava en blanco y negro.

'Hygge' en BLANCO Y NEGRO

Entendemos que hygge se traduce como bienestar, calidez y belleza en casa, pero, ¿cómo se puede combinar este concepto con la modernidad y atrevimiento del fascinante dúo blanco y negro? Aquí les traemos un piso de 93m que nos da una excelente cátedra sobre esta pregunta.

Recién entrado el año nos sonaba más y más fuerte una palabra, un tanto difícil de pronunciar, nos referimos al “Hygge”, un término escandinavo usado para referirse a lo acogedor, al calor de hogar y la felicidad que este produce, sin duda un concepto que nos tiene muy asombrados.

Sabemos, que en una sola idea se combinan comodidad y bienestar, algo así como la felicidad de quitarte los zapatos y ponerte algo cómodo al pasar el umbral de tu hogar. Pero con belleza.

Y ¿qué pasa cuando hablamos del dúo blanco y negro, un clásico-moderno por excelencia?

De buenas a primeras, nos dice lo contrario. "Si hay negro, es frío", pensamos. Algunos, sólo por eso descartan el color de Darth Vader de su casa. ¿Pueden entonces combinarse ambos conceptos? Pues este hermoso piso en Gotemburgo nos dice que sí.

La vivienda que demuestra que hygge y blanco y negro sí pueden darse la mano tiene 93 metros cuadrados y se encuentra en uno de los barrios más señoriales de la ciudad sueca. Fue vendido hace poco por Standshem una inmobiliaria que nos gusta: "Sólo trabajamos con los hogares que amamos, con viejos edificios con personalidad, alma y e historia", comentan en su declaración de intenciones. De hecho, sólo ofertan apartamentos en edificios construidos antes de 1965. Y las casas deben haber sido construidas antes de 1970. Frente a lo práctico de un piso nuevo, el encanto de uno con historia. ¡Claro que sí!

Claro que la estructura de la casa ayuda: tiene unos amplios ventanales por donde entra una buena dosis de luz (y además, no ponen cortinas, para no tapar ni una pizca de luminosidad), los marcos de puertas y ventanas son de una madera con historia, pintados en blanco por supuesto, y los suelos del salón, con parqué en espiga, son los auténticos. La cocina cuenta a su vez con la misma luz, y se ha pintado (no alicatado, pintado) de blanco para potenciarla. Fue, por cierto, renovada hace poco más de dos años, pero manteniendo el encanto de la original. Hygge, encanto, intimidad, serenidad... Estos 93 metros sí que dan paz.


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